La educación técnica se consolida como opción estratégica, con centros asociados y enfoque en continuidad educativa y desarrollo social.
La directora general de Educación Técnico Profesional - UTU, Virginia Verderese, dijo en diálogo con Info24 que existe una necesidad de alinear la educación técnica con “cómo viene el mundo del trabajo” y con los lineamientos estratégicos del país.
Algunas de las nuevas propuestas que se prevén serán desarrolladas en forma exclusiva por UTU y otras en conjunto con universidades como UTEC y la Universidad de la República. “Nosotros no somos competencia, sino complementariedad”, afirmó Verderese, a la vez que destacó la intención de que los estudiantes puedan continuar su formación con posgrados y maestrías.
La directora recordó que UTU ofrece educación terciaria desde hace más de una década y que este aniversario es "una excusa" para repensarse y evaluar el rumbo de la educación técnico-tecnológica en Uruguay y la región.
Según indicó, actualmente casi 18.000 estudiantes cursan en el nivel terciario, y uno de los objetivos centrales es la descentralización. Para ello, se reestructuró el mapa educativo en cinco campus tecnológicos, cada uno con polos de educación y 16 institutos de alta especialización distribuidos en el país.
En cuanto a la orientación de estas ofertas, Verderese subrayó que el público es “sumamente extenso”, y que abarca desde jóvenes que egresan de la educación media hasta adultos. Las áreas van desde gastronomía y administración hasta biotecnología, en muchos casos con proyectos asociados a instituciones como INIA o Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
Sobre la histórica percepción de UTU como una alternativa para sectores con menos recursos, la directora sostuvo que hoy son la “primera opción en algunos espacios” y que el sistema de protección de trayectorias educativas ha fortalecido la elección de la educación técnica en la media básica. También remarcó la importancia de la articulación con primaria y la creación de Centros Educativos Asociados para facilitar la continuidad escolar.
En materia de inserción laboral, Verderese señaló que diariamente se firman convenios de pasantías y que se trabaja en modelos de educación dual y reconocimiento de aprendizajes laborales. No obstante, reconoció que “cuesta todavía un poquito poder llegar a que la empresa, muchas veces, reconozca y vaya a buscar al estudiante”.
Respecto a los recursos disponibles, admitió que “nunca alcanza el presupuesto” para lo que se quiere hacer, por lo que la estrategia pasa por potenciar la interinstitucionalidad y las alianzas con organismos como el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) o el Fondo de Solidaridad.
En paralelo, se busca poblar y diversificar la oferta en centros del interior, con especializaciones ajustadas a la realidad productiva local, como movilidad eléctrica en Las Piedras o lechería en Colonia.
La directora también destacó un proyecto de “nodos de educación y bancos de problemas” en centros terciarios, que abrirá las aulas a empresas y actores sociales para resolver desafíos concretos.
Sobre el impacto social de la educación técnica, afirmó que las familias reconocen “la posibilidad” que brinda UTU, pero advirtió que los docentes enfrentan una fuerte carga derivada de las problemáticas sociales en los territorios. En ese sentido, confía en que una futura Universidad de la Educación permita fortalecer la formación y proyección de los cuerpos docentes.