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Un oligopolio en la capital

Una sola empresa privada de cable e internet en Montevideo: inminente firma del decreto que habilita oligopolio a los grandes medios

Control remoto. Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS

Control remoto. Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS

Un informe de la URSEC y de la división jurídica del Ministerio de Industrias definió en favor de los grandes medios de comunicación de la capital. En la columna “Dos Locos Sueltos” de Nelson Cesín y Eduardo Preve, analizamos para M24 las aristas de la próxima formación de un oligopolio para vender televisión por cable y servicios de Internet en Montevideo.

Los tres principales cables de Montevideo (Montecable, TCC y Nuevo Siglo) que copan la totalidad del mercado de televisión por abonados, presentaron ante las autoridades la solicitud para formar una empresa única. Es decir, desaparecerían las tres empresas y a través de un consorcio único, que ofrecería un paquete único de señales de cable y competiría con Antel en la venta de servicios de Internet.

Ya hay un informe favorable de Ursec y de la división jurídica del Ministerio de Industria, informó Eduardo Preve junto a Nelson Cesín para la columna “Dos Locos Sueltos” (todos los jueves desde las 09:30 en Nada Que Perder, por M24). El negocio de televisión por cable suma 25 millones de dólares mensuales.

Los cables de Montevideo justificaron la solicitud “para preservar la viabilidad de las empresas, aplicando un nuevo esquema que permita optimizar recursos, unificar ofertas, ganar en eficiencia e incorporar mejores servicios”.

“O sea -concluyó Preve-, le piden al Estado que le aprueben la fusión, conformando un oligopolio del mercado en Montevideo para salvarse. ¿Pero hace unos días no decíamos que si una empresa brasileña compraba frigoríficos era un lío porque controlaba el mercado? Estanueva empresa van a controlar el 100% de la televisión por cable de Montevideo.”

Irónicamente, Nelson Cesín le responde: “algunos van a decirte que esos son burgueses nuestros…”. Complementó que, para que suceda esto, el Gobierno debió aprobar la desmonopolización de la fibra, 400 millones de dólares de negocio para Antel con destino a la habilitación de la competencia.

Los beneficios para los grandes medios de comunicación de Montevideo a base de la pérdida de clientes de Antel

El asunto es cómo lo hace, indicó Cesín. La discusión es otorgarle una tarifa mayoritaria especial que implica un negocio redondo: “valores que suponen una rebaja de entre el 50% y el 75% en relación a los precios mayoristas vigentes”. Por tanto, Antel pierde ese cliente y le cobraría a las empresas privadas 150 pesos por cada usuario, aproximadamente. “No hay clientes nuevos, se los va a regalar Antel”, con la consiguiente pérdida de recursos.

“¿Qué es lo que estás haciendo? ¿Estás fomentando la competencia o estás cediendo clientes?”, consulto Cesín. “¿Por qué si tengo un mercado cautivo con buenos precios y buenos servicios, me tengo que bajar para darle al otro?”, añadió.

Estas licenciatarias de televisión por abonados, que ya tienen licencias para vender Internet, pasarán a controlar la totalidad del mercado de cable y presentarán sus propios contenidos, un recurso clave en el mundo de las telecomunicaciones porque se utiliza para fidelizar clientes, explicó Preve.

En este punto, Cesín recordó las palabras de la ministra de Industria, Ana Facio. “De alguna manera, lo que nosotros entendemos que estamos en una época en la que las competencias, en muchos casos, son de cooperación. Nosotros entendemos que ofrecer la infraestructura de Antel a los cableoperadores es bueno para Antel porque sigue siendo un negocio, de lo contrario estaría afuera”. Pero el negocio ya lo tiene Antel, recordó Cesín. Lo que ocurre es que hay una lógica es de “cooperación” y “favorecimiento obsceno” a los canales privados de Montevideo, sintetizó.

El gobierno de las entregas

“¿Cómo llamarlo?”, cuestionó Cesín. “Parece el gobierno de las entregas”: el puerto de Montevideo fue para formar un monopolio privado, por ejemplo; en el caso de Antel es para destruir un monopolio público en haras de la competencia. Como ocurrió con la licitación de la televisión por cable en el gobierno de Lacalle Herrera, se otorgó a los canales privados porque el argumento fue que los canales perderían pie en el negocio porque la televisión pura y dura estaba cambiando.

A 30 años, el argumento es el mismo y el mecanismo, similar. Un dejá vu bajo gobiernos blancos cuyos beneficiarios fueron los mismos.

El negocio de la televisión por cable es de 25 millones de dólares mensuales en Uruguay, reportó Preve en la columna. Estas negociaciones van en paralelo a la del uso de la infraestructura de la fibra óptica de Antel. Fue una inversión superior a los 1.000 millones de dólares en recursos estatales.

Gracias a ella, aproximadamente el 98% de los hogares en Uruguay accede a Internet. Antel obtiene más de 400 millones de dólares anuales gracias a la fidelización de clientes en el marco de un negocio consolidado a través de las décadas.

“El panorama global de políticas fue de claro beneficio para los intereses de los canales”, porque uno de los grandes negocios por los contenidos de los canales de aire uruguayos fue una pérdida para Antel, con 2 millones de dólares anuales negativos para la empresa estatal y perderá, en el quinquenio, unos 7,5 millones de dólares según los datos de la oposición en el directorio de Antel.

A esto hay que sumarle la Ley de Medios, que se aprobará en breve y que fue discutida desde el inicio de la administración de Lacalle Pou. Y aquí, en cuanto a la ley, Cesín hace una puntualización: “lo que les interesaba, la parte de los negocios, lo sacaron por otro lado”. Ampliación de cantidad de licencias, rechazo al pago del canon por el uso de frecuencias, etc, políticas de beneficios que tienen una traducción práctica “en una suerte de juego de toma y daca”, sintetizó.

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