El novel presidente de Inisa aseguró que en Uruguay es posible dar una respuesta ajustada a lo que necesita cada adolescente “por una razón de escala”.
“Que metro cuadrado por metro cuadrado del Inisa sea un espacio de reflexión, de esperanza, de ilusión y de construcción de una vida distinta para todos los adolescentes, porque la cana nunca fue ni va a ser un lugar para que el adolescente pase su vida”, dijo en diálogo con La Rosca el nuevo presidente del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), Jaime Saavedra, acerca del principal desafío que existe en la institución.
Saavedra hizo énfasis en la importancia de la educación, el trabajo y la reconstrucción de vínculos familiares como herramientas fundamentales para la reinserción social y, en este sentido, indicó que “un porcentaje amplísimo” de las personas que se encuentran privadas de libertad son “consecuencia inequívoca” de un sistema absurdo de inequidad social.
“No hay mucho misterio, es educación, trabajo, soñar un futuro, perder el tiempo. Esa es la vida de adolescente que nosotros tenemos que tratar de reconstruir en privación de libertad”, sostuvo.
Saavedra también destacó la necesidad de mejorar la infraestructura de los centros de detención juvenil. “Algunos de los centros que están habitando nuestros gurises, que fueron de reciente construcción, tienen fallas en la construcción y eso hay que corregirlo”, indicó. Asimismo, se comprometió a utilizar los fondos disponibles y destrabar un fideicomiso para realizar mejoras estructurales.
El jerarca aseguró que en Uruguay es posible dar una respuesta ajustada a lo que necesita cada adolescente “por una razón de escala” y, en esta línea, reafirmó su compromiso con la institución: “No hay razones para fracasar. Si dentro de un tiempo estamos hablando del fracaso del INISA, el responsable voy a ser yo. No tengo ninguna excusa”.