El escritor y músico uruguayo Roy Berocay reflexionó sobre la lectura en la infancia, el rol de la tecnología, el oficio de escribir y sus próximos proyectos.
Roy Berocay creció rodeado de libros y cómics. Desde niño, su madre le compraba libros y leía con entusiasmo historietas, pero rememoró un episodio que podría señalarse como sus primeros pasos en la escritura: una prueba de literatura en tercer año de liceo, donde tenía que escribir un cuento. “Me saqué la nota más alta de la clase”, recordó en diálogo con La Rosca y añadió que la profesora le dijo que “tenía condiciones para escribir”. Ese comentario lo marcó, y aunque primero quiso ser músico —escribía letras para su banda en Parque del Plata—, siguió escribiendo narrativa.
Su acercamiento a la literatura infantil fue casual. Mientras buscaba cuentos nacionales para leerle a sus hijos antes de dormir, se dio cuenta de que no encontraba tanto material uruguayo para niños, por lo que empezó a inventar sus propios cuentos. Durante unas vacaciones, uno de sus hijos jugaba con un sapo y lo bautizó Ruperto: “Esa noche les inventé un cuento con un sapo llamado Ruperto y lo demás es historia”. Desde entonces, el personaje creció hasta convertirse en un clásico.
La lectura en la infancia: una construcción social
El escritor subrayó que su forma de hablarle a los niños no difiere de la que usaría con adultos y explicó que su intención no es dar lecciones, sino contar desde la perspectiva infantil: “Quería escribir desde el punto de vista del niño y no del adulto que le está bajando línea”.
Berocay señaló que el hábito lector en los niños responde a múltiples factores, entre ellos, el entorno familiar y el trabajo escolar. “Los padres que le leyeron a los hijos, que crecieron y le siguen leyendo a sus hijos, y después esos gurises lo toman”, consideró y agregó que en Uruguay “se viene trabajando mucho el tema del libro” desde hace años, lo cual ha generado “una camada grande de gurises que leen”.
Aunque aclaró que no existen estadísticas precisas sobre los hábitos de lectura en la infancia, destacó que “la industria de los libros en Uruguay, lo que más funciona, lo que más se publica, son libros para niños”.
“Yo creo que el libro vive y lucha. Puede cambiar de forma, ahora podés leer en la tablet, en el Kindle, pero yo creo que se sigue leyendo”, manifestó el escritor.
Sobre libros, tecnología y nuevas generaciones
Consultado acerca del impacto de la tecnología, Berocay señaló que es difícil sacar conclusiones firmes y valoró el acceso que brindan iniciativas como la biblioteca Ceibal, especialmente en los lugares donde no hay librerías y el acceso a los libros es más difícil.
Berocay también habló sobre el camino de quienes quieren dedicarse a escribir y, en este sentido, recordó que cuando empezó no había muchos autores nacionales que se dedicaran a la literatura infantil, pero que hoy existen “bastantes más autoras y autores”.
A quienes sueñan con escribir, les aconsejó: “Tienen que leer, que la única forma de aprender a escribir es leyendo, y después practicando, equivocándose”.
Entre los títulos que marcaron su adolescencia, mencionó El lobo estepario de Hermann Hesse y Crónicas marcianas de Ray Bradbury. También destacó Conrad, de Christine Nöstlinger, que le fue recomendado al inicio de su carrera. “Ese libro fue que me abrió la cabeza”, recordó, y manifestó que le mostró otras posibilidades dentro de la literatura infantil.
En vacaciones de invierno presentará El circo eléctrico de Ruperto Rocanrol, un espectáculo que mezcla música, personajes y escenografía. El show tendrá lugar en la Sala Zitarrosa entre el 28 de junio y el 3 de julio, con doble función diaria y entradas disponibles en Tickantel.
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