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Desde adentro

¿Qué hay detrás de la llegada de la empresa de telecomunicaciones Tigo a Uruguay?

“Forma parte de una estrategia de expansión regional", señaló el director del Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia.

En su columna Desde Adentro, Diego Martini analizó la llegada del gigante de las telecomunicaciones Tigo a Uruguay. La telefónica es propiedad de la firma sueca Millicom y compró por 440 millones de dólares a Movistar Uruguay. La marca trabaja en seis países de Centroamérica y cuatro de Sudamérica, y espera la autorización de la adquisición que depende de la Unidad Reguladora de Servicio de Comunicaciones.

De acuerdo con el director ejecutivo del Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia (Observacom), Gustavo Gómez “la llegada de Tigo a Uruguay forma parte de una estrategia de expansión regional de la empresa”. Esto les permite “crecer en escala” para vender a sus clientes “equipos de telefonía móvil” a menor precio; en Uruguay tienen “1,5 millones de servicios, y en Paraguay tienen 3 millones”, afirmó. 

Tigo compró Movistar en Uruguay por 440 millones de dólares en un mercado de 3,5 millones de personas, continúo Gómez, mientras en Argentina pagó 1245 millones de dólares, solo tres veces más, por un mercado potencial 10 veces mayor. La razón de un pago tan alto puede tener que ver con el fútbol, según dijo. La empresa posee los derechos de imagen del fútbol paraguayo y del costarricense, complementó el periodista.

Por su parte el experto en comunicación, Gabriel Kaplún, dijo que “la ley de medios aprobada el año pasado”, por el gobierno anterior, “habilitó más este tipo de negocios, y en general abrió más la cancha a los extranjeros”. Analizó que por un lado “puede ser buena noticia en cuanto a que haya más competencia, pero también puede hacer mucho menos transparente los mercados”.

Las telefónicas compiten “ya no solo en las redes, en el soporte para transmisión, sino que en los contenidos”, añadió Kaplún. Esto también sucede con “las plataformas de streaming con mucha fuerza”, algo que el país “hasta ahora no se ha preocupado de regular” como sí ha sucedido en “otros países del mundo”, indicó.