Una estrategia de cercanía, con visitas casa por casa, permitió abordar las causas de la desvinculación desde la realidad de cada familia.
En solo tres semanas, entre el 1° y el 21 de julio de 2025, se logró la revinculación educativa de 2246 niños, niñas y adolescentes que no estaban inscriptos en ninguna propuesta educativa.
La cifra surge de un operativo impulsado por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), en coordinación con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), el Banco de Previsión Social (BPS) y otras instituciones.
En diálogo con Nada que perder, la directora de Integración Educativa de la ANEP, Gabriela Pérez, explicó que la estrategia se enmarca en los esfuerzos por garantizar el derecho a la educación, más allá de su formulación legal. La iniciativa incluyó la articulación de equipos territoriales que trabajaron directamente en territorio, con visitas casa por casa, para contactar a quienes se encontraban fuera del sistema.
Según Pérez, la desvinculación educativa es un fenómeno que debe abordarse desde su complejidad. Señaló que no puede tratarse como un problema homogéneo, ya que detrás de cada caso hay múltiples factores que varían según la edad, el territorio o las condiciones familiares.
Para poder diseñar respuestas educativas adecuadas, Pérez consideró que “hay que conocer y deshomogeneizar”, ya que “no es posible pensar estas cuestiones en términos de niños, niñas y adolescentes desvinculados”. Para la jerarca, cabe cuestionarse “a qué se debe la desvinculación y, por lo tanto, cómo se revierte”, lo cual requiere “entender la variedad, la heterogeneidad de situaciones que están alojadas en ese número de 5.382” niños, niñas ya dolescentes desvinculados del sistema.
Por ejemplo, mencionó que en adolescentes entre 15 y 17 años es frecuente que asuman responsabilidades de cuidado o generación de ingresos, lo que implica repensar los dispositivos educativos para que puedan adaptarse a estas realidades.
En ese sentido, Pérez destacó que el despliegue territorial fue clave. Equipos integrados por docentes, educadores sociales, trabajadores sociales y psicólogos de distintas instituciones fueron quienes realizaron las visitas. “Se llegó a buscar y se llegó a la revinculación de 2246 niñas y niños con las capacidades de equipo que tenemos hoy”, sostuvo, aunque reconoció que se trata de recursos limitados.
El operativo también sirvió para identificar qué elementos deben ajustarse tanto en la política educativa como en la matriz de protección social. Entre ellos, la necesidad de flexibilizar horarios, generar apoyos específicos y adecuar las propuestas a las barreras existentes. “Para poder quitar las barreras hay que conocerlas y hay que repensar los dispositivos”, indicó.
Consultada sobre por qué no se logró revincular al total de estudiantes identificados como desvinculados, Pérez explicó que en muchos casos no se llegó a establecer contacto debido al corto plazo de la intervención. De todos modos, aseguró que el trabajo continuará.
“Parte de lo que sigue ahora es seguir la estrategia de búsqueda y contacto para la revinculación”, dijo.
La directora también defendió la modalidad utilizada este año como un cambio sustancial respecto a otros intentos. Afirmó que lo novedoso fue el enfoque interinstitucional y la acción directa, frente a estrategias anteriores que se limitaban, por ejemplo, al envío de mensajes de texto.
“Lo que estamos viendo hoy es que estas estrategias como la que desplegamos este año de lo interinstitucional y de la cercanía del ir a buscar, ir a hacer contacto, poder conversar, poder entender las barreras y poder también informar para la revinculación y desplegar acciones que faciliten esa revinculación, da otros resultados”, aseguró Pérez y añadió: “esto es necesario si uno quiere tener ciertos logros”.
Según explicó Pérez, tanto la desvinculación como la revinculación son procesos que llevan tiempo. “Cuando estamos hablando de situaciones de procesos de larga data, de exclusión social, de dificultades cotidianas para sostener la vida en los núcleos familiares, desandar eso y lograr la revinculación también implica muchas veces un proceso de trabajo”, ahondó.