El cantautor Numa Moraes compartió historias de su vida y carrera, resaltando su conexión con su tierra natal, Tacuarembó, y la herencia artística que ha construido. Al recordar su infancia en Curtina y Tacuarembó, Moraes habló del valor de sus lazos familiares y de la inspiración que esos lugares le brindaron en sus primeras etapas como músico.
En un recorrido por sus anécdotas al ser entrevistado por Nada Que Perder, el artista detalló su trayectoria desde sus primeros estudios de música en San Gregorio de Polanco y Tacuarembó, hasta su tiempo en el Conservatorio de La Haya en Holanda. "Nunca dejo de aprender", comentó Moraes, quien subrayó el papel fundamental que la formación musical ha tenido en su vida.
Moraes también reflexionó sobre su compromiso político y su vivencia del exilio durante la dictadura militar en Uruguay, época en la que su música se convirtió en una herramienta de protesta y resistencia. Su regreso a Uruguay en 1984 marcó un punto de inflexión en su carrera, permitiéndole reconectar con su país y su público. “No podía quedarme en Holanda”, comentó con nostalgia sobre su decisión de volver para seguir luchando desde el arte por los valores en los que cree.
El artista se prepara ahora para conmemorar los 25 años de la Sala Zitarrosa el próximo 3 de noviembre, donde compartirá escenario junto a Milongas Extremas y otros destacados músicos, en un homenaje a este espacio que ha sido testigo de grandes talentos de Latinoamérica y Europa.