Con “absoluta coherencia” por su crítica al consumismo, “Pepe fue un paisano, que vivió ligero de equipaje”, expresó el dirigente del MPP.
Como parte de la cobertura especial de despedida a José Mujica Info24 dialogó con el dirigente frenteamplista Ernesto Agazzi. Allí valoró que para muchas personas el fallecimiento de Pepe es “como la pérdida de un padre”. Agazzi reflexiona “que hay sectores importantes de la sociedad, que se sienten desprotegidos”: antes había “un palenque en donde apoyarse y escuchar a alguien que daba su opinión”, aunque no fuera “necesariamente para estar de acuerdo con él”, dijo.
Agazzi, que fue legislador y ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, comentó que a Mujica lo conoció en 1985 cuando terminó la dictadura, aunque los dos estuvieron presos “por los mismos motivos, en diferentes lugares”. Lo vio crecer como dirigente en las primeras reuniones del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) en Conventuales, y luego con la conformación del Movimiento de Participación Popular (MPP).
El exministro reconoció a Mujica como “un intelectual de fuste”, y comentó que le impresionaba “lo que leía, y lo que entendía de lo que leía”. Además “era un docente natural, capaz de explicar cosas complejas a la sociedad”, señaló. “Siempre con fundamentos” porque en una discusión seria podía dar todos los argumentos “de lo que estaba pensando”, y “no era un líder que decía cosas así al barrer”, indicó.
“Pepe fue un paisano, que vivió ligero de equipaje”, expresó Agazzi. “Absolutamente coherente”, porque criticó mucho al consumismo, sin señalar como culpable “a la persona que consume”, si no que el hecho de que “todas las personas sean consumistas, es un éxito de los que quieren hacerles consumir”, manifestó.
Agazzi apuntó que desde el punto de vista intelectual Mujica “fue el tipo que más defendió la importancia de la tierra en el Uruguay”. Junto a la actividad productiva, “que da ingresos y satisfacciones de aportar a la sociedad”, comentó. En ese sentido “fue un gran defensor de la soberanía del país”, y de la capacidad de “decidir por nosotros mismos las cosas que hay que hacer”. Por decirlo en términos artiguistas, si se quiere fue “un espíritu un poco rebelde de la soberanía del pueblo”.