“Vamos a ser el doble de proactivos en la búsqueda de una mayor equidad social”, sostuvo Mujica ante la Asamblea General el día de la asunción como presidente.
En el discurso de asunción de José Mujica, el 1º de marzo de 2010, ante la Asamblea General, el entonces presidente marcó cuáles fueron las cinco prioridades del Uruguay que requerían grandes acuerdos nacionales: educación, infraestructura, matriz energética, medio ambiente y seguridad ciudadana. “Permítanme un pequeño subrayado: educación, educación, educación. Y otra vez, educación”, recalcó.
En este marco, sostuvo ante la Asamblea General: “Me gustaría creer que ésta de hoy es la sesión inaugural de un gobierno de 30 años; no míos, por supuesto, ni tampoco del Frente Amplio, sino de un sistema de partidos tan sabio y tan potente, que es capaz de generar túneles herméticos que atraviesan las distintas presidencias y que por allí corren intocadas las grandes líneas estratégicas de los grandes asuntos”. Esto requiere “una civilizada convivencia política” en base a “hermosas tradiciones de respeto recíproco que vienen de muy atrás”.
Sobre la economía durante sus cinco años, estableció que “la fórmula a intentar es: agro más inteligencia, más turismo, más logística regional”. Mujica subrayó la amenaza de generar un país a “dos velocidades”, con un grupo que “recoge los frutos de un crecimiento acelerado” y otro que “apenas lo contemplan”. Frente a eso exclamó: “Si vamos a ser proactivos en ciertas dimensiones de la economía productiva, vamos a ser el doble de proactivos en la búsqueda de una mayor equidad social. ¡Eso sí, que no vamos a esperarlo sentados!”.
En este marco, expresó: “no tenemos paciencia para esperar que la prosperidad resuelva sola las cosas”.
Y presentó la idea que luego cristalizó como el Plan Juntos: “la vivienda es el remedio urgente para la pobreza de hoy; desplegaremos un abanico de iniciativas solidarias con la vivienda carenciada, dentro y fuera de los recursos presupuestales”. “Me niego al escepticismo, sé que todos podemos hacer algo por los demás y que lo vamos a demostrar. ¡Van a ver! Van a aparecer materiales, dinero, cabezas profesionales y brazos generosos”.
También fue crítico con el rol de las empresas públicas porque identificó el rechazo a las privatizaciones de la década de 1990 como un respaldo “a un modo de propiedad social, no a un modo de gestión de la cosa pública y menos, a sus resultados”.
Y sobre otro de los asuntos que abordó de forma habitual, expresó: “Somos una familia balcanizada, que quiere juntarse, pero no puede. Hicimos, tal vez, muchos hermosos países, pero seguimos fracasando en hacer la Patria Grande. Por lo menos, hasta ahora.
No perdemos la esperanza, porque aún están vivos los sentimientos: desde el Río Bravo a las Malvinas vive una sola Nación: la nación latinoamericana”.
“El sujeto del cambio sos vos, pueblo querido”
Tras su discurso ante la Asamblea General una vez asumido como presidente, Mujica inauguró la costumbre de celebrar la ceremonia de traspaso de la banda presidencial -que se le dio el primer presidente frenteamplista, Tabaré Vázquez- en la Plaza Independencia. Según explicó, fue porque “Artigas simboliza la unidad nacional y la concepción latinoamericana”.
En ese momento, Camilo Ferreira, más conocido por su apodo “Pinduca”, subió junto a Mujica en la ceremonia. “Pinduca” es un cañero de Artigas que comenzó a militar 40 años atrás, cuando conoció a Mujica. En sus viajes por Artigas, Mujica pernoctaba en su casa. Luego de agradecerle por su compromiso, expresó: " es a través de él que quiero recordar que no por estar arriba tu corazón y tu compromiso deja de estar abajo".
Frente a la ciudadanía que llegó hasta la plaza, el entonces novel presidente subrayó sus dos objetivos principales: “barrer la indigencia y disminuir la pobreza en un cincuenta por ciento como propuesta elemental y masificar el conocimiento y la cultura, muy particularmente llevando el conocimiento al interior lejano, olvidado y segregado”.
Más allá de las medidas de gobierno, Mujica subrayó: “El sujeto del cambio sos vos pueblo querido, contigo cambiamos o contigo sucumbimos. Y estamos como abrazados”.
“Pero no hay milagro”, dijo Mujica al cierre de su discurso. “Tu progreso sale del trabajo, del compromiso, de la ciencia, de la seriedad, del levantarse todos los días y volver a empezar, y sentir una derrota. Y, finalmente, tengo el derecho para gritar que en este mundo derrotados son sólo aquellos que dejan de luchar”, concluyó.
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