La muerte del expresidente José Mujica generó repercusiones en medios de todo el mundo, que destacaron su trayectoria singular, su austeridad y su impacto político y simbólico más allá de las fronteras de Uruguay.
El diario El País de Madrid lo describió como “un revolucionario tranquilo” y subrayó que “su carisma y su capacidad de ser un oráculo de la austeridad y la sencillez fascinaron al mundo”.
En la misma línea, El Mundo lo definió como “el presidente improbable de Uruguay”, y remarcó que “hubo y habrá muchos presidentes, pero ninguno como José Mujica. No es un elogio, es una constatación: nadie vivió lo que él vivió, ni lo vivió como él lo vivió”.
Por su parte, La Vanguardia lo calificó como un “líder de principios y esperanza”. El medio catalán destacó que Mujica “fue reconocido por su estilo de vida singular, que encarnaba los valores que defendía” y añadió: “Su rechazo al lujo y su determinación de donar gran parte de su salario presidencial a causas sociales lo convirtieron en un símbolo de austeridad y coherencia moral”.
El diario mexicano La Jornada subrayó que Mujica dejó un legado de “coherencia política y austeridad radical”. El medio también recordó que el expresidente vivió en su chacra, que donó el 90 % de su sueldo y “convirtió su vida en un manifiesto contra el consumismo”. En este sentido, concluyó: “Pepe murió como vivió: sin protocolos”.
En tanto, el medio argentino Página/12 recordó uno de los tantos episodios emblemáticos que protagonizó Mujica sobre el final de su mandato. “La vida del Pepe transcurrió como en escenas de una película”, escribió el medio y rescató una en particular: cuando, frente a una multitud, se despidió diciendo “no me voy, estoy llegando”, unos días antes de entregar la banda presidencial a Tabaré Vázquez. “Durante su gobierno se aprobaron leyes de vanguardia en la región como la liberación de la producción y comercialización del cannabis, la legalización del aborto y el matrimonio igualitario”, recordó también el medio.
Desde el Reino Unido, The Guardian lo presentó como un “antiguo guerrillero marxista y floricultor, cuya democracia radical, filosofía franca y estilo de vida sencillo fascinaron a las personas de todo el mundo”.
En Estados Unidos, The Washington Post recordó que, incluso tras llegar a la presidencia, Mujica mantuvo un estilo de vida austero: “Siguió conduciendo un destartalado Volkswagen Escarabajo de 1987. Donó la mayor parte de su salario a la caridad y abandonó la mansión presidencial con sus 42 sirvientes para vivir en una destartalada floricultura, donde vivía con su esposa y un perro de tres patas”. Estas elecciones de vida, señaló el diario, le valieron el apodo de “el presidente más pobre del mundo”.