“Y si este fuera mi último poema, insumiso y triste, raído pero entero, tan solo una palabra escribiría: Compañero”. Las palabras finales de Mauricio Rosencof a José Mujica.
El escritor Mauricio Rosencof recordó que, junto con José Mujica, dejaron “una biblioteca enorme” en las paredes de los calabozos. “Yo le pasaba poemas” a Mujica, confesó Rosencof. “Cortos, para proteger los nudillos”, como describió la forma en la cual golpeaban los muros a modo de clave. “De alguna manera reinventamos el código Morse”, explicó en la oratoria final del velatorio que despidió los restos del expresidente.
Rosencof tiene en su poder algunos de los poemas escritos en papel que los militares requisaron durante los años de prisión entre 1973 y 1985. Recitó uno de ellos: “Nunca sé si acabará el verso que te escribo, una tarde quedará suspensa la palabra que no cierra el punto y serán sus letras solo tinta fría; pero tu comprenderás, mi amor, aún en el verso que no escriba”.
Estos versos fueron rescatados décadas después luego de un acto oficial por una fecha patria. Los jerarcas militares invitaron a las autoridades a una recorrida por el cuartel, pero se dirigieron en dirección a “los calabozos donde dejamos en las paredes tantas conversaciones y poemas: eran el Pepe y el Ñato”, cuando José Mujica ocupaba la presidencia y el ministro de Defensa era Eleuterio Fernández Huidobro, otro de los integrantes de la dirección del MLN – Tupamaros presos en esas condiciones.
Rosencof recordó las influencias sobre Mujica de José Bergamín, Paco Espíndola o Daniel Vidart, antropólogo de quien recitó las últimas líneas de un poema inédito: “Sangre mía, una gracia solamente te pido: guía el humilde lápiz con que yo, el poeta, te escribe en esta noche, sin velas ni luciérnagas”.
Y finalizó: “¿Te acordás de aquellos días, Pepe? Once años que vivimos aislados sin tierras, sin vernos, sin libros. Reinventamos el Morse a golpes de nudillo, abriendo en el muro una ventanita a la vida. Fue por aquellos tiempos que les envié, tecleando, estas líneas. Y si este fuera mi último poema, insumiso y triste, raído pero entero, tan solo una palabra escribiría: Compañero”.