El artista reconoció que no le va a “arreglar la vida a nadie con una canción”, pero afirmó que no quiere ser “una anestesia” y que no canta para hacerse famoso.
El músico Mario Carrero estuvo en La Rosca para conversar sobre su presente artístico, su vínculo con la política y el estreno de la segunda parte de la obra teatral ‘No hay masón que por bien no venga’, que se presenta los domingos de agosto en el Movie.
Carrero, que forma parte del histórico dúo Labanois & Carrero, explicó que la trama del espectáculo gira en torno a un grupo reducido de masones que debate sobre cómo sumar nuevos miembros, siempre con un tratamiento humorístico pero respetuoso hacia la historia.
Según contó, en la primera temporada llegaron a trabajar con figuras históricas sin emitir juicios de valor, lo que incluso le valió agradecimientos en la calle de personas que se identificaron como masones.
Carrero formó parte de los suplentes de la lista 609 en las pasadas elecciones y admitió que no renunció a su lugar, pero que está “en un limbo”. Sobre esto, aclaró que aceptó estar como suplente en una de las listas a raíz de la propuesta de José Mujica porque siempre apoyó iniciativas del expresidente, como el Plan Juntos, pero puso una condición: “estar en algún lugar en donde no salga”.
El músico enfatizó que, para él, ocupar una banca implica una gran responsabilidad: “No es algo para ir y decir cuatro pavadas o pelearte con alguno [...] es hacer algo en serio”. Además, consideró que la investidura implica ética y preparación. “Le tengo muchísimo respeto al Senado”, aseguró.
Su mirada política está ligada a sus inicios artísticos. Relató que comenzó a cantar influenciado por referentes como Los Olimareños, Alfredo Zitarrosa, Eduardo Galeano y Mario Benedetti, con una fuerte identidad uruguaya.
“Yo soy un ser político, que lo aprendí cuando empecé a cantar”, expresó y reiteró: “Soy un ser político, no entiendo el arte de otra manera”. Al respecto, reconoció que no le va a “arreglar la vida a nadie con una canción”, pero sentenció que no quiere ser “una anestesia” y que no canta para hacerse famoso.
Su interés por la historia atraviesa tanto sus canciones como su trabajo en escena. Para él, no se trata solo de fechas o batallas, sino de entender los procesos humanos que traen a las personas al presente. “Somos una continuidad histórica. Somos lo que quisimos ser, lo que no pudimos ser, lo que estamos intentando ser, pero en un hilo que no se corta, que es imposible este dividirlo”, resumió.
El músico recordó que con 11 años ingresó a la UTU para estudiar sanitaria y salió con 16 años. “En ese ínterin vi morir a Susana Pintos, que era compañera del centro de estudios”, rememoró, a la vez que afirmó: “Si te pasan esas cosas, vivís esas cosas, [...] y no te dejan ninguna marca, sos de yeso”.