El crecimiento de este delito ya lo ubica entre los tres más denunciados del país, con fuerte expansión territorial y predominancia de modalidades digitales.
El delito de estafa ha experimentado un crecimiento sostenido en Uruguay durante los últimos años. Según el informe temático del Área de Estadística y Criminología Aplicada (AECA) del Ministerio del Interior (MI), la tasa de denuncias pasó de 38,7 cada 100.000 habitantes en 2013 a 870,5 en 2024. Esto representa un aumento de más del 2.000 % en poco más de una década.
En el informe, elaborado por el gerente de AECA, Diego Sanjurjo, y por el subdirector de la División de Estadísticas y Análisis Estratégico del MI, Edgardo García Velázquez, se señala que el aumento de las denuncias de este delito “se vincula probablemente con el auge de las tecnologías de comunicación, el uso de redes sociales, plataformas digitales de compraventa y canales electrónicos de pago, los cuales ampliaron las oportunidades para estafas remotas o automatizadas”.
Además, la pandemia por covid-19 también “podría haber fungido como catalizador de esta tendencia”, ya que “aceleró” la comunicación y digitalización de los servicios en línea.
El incremento sostenido de las estafas no queda de manifiesto solo en la tasa de denuncias, sino también en comparación con otros delitos. “Mientras que en 2013 las estafas se ubicaban en el décimo lugar entre los delitos más denunciados del país, en 2024 ascendieron al tercer lugar del ranking general”, indica el informe.
También añade que “este desplazamiento representa uno de los saltos más pronunciados dentro del sistema de registros criminales, y evidencia el avance de las estafas como uno de los fenómenos delictivos más prevalentes en la actualidad”.
Sobre el perfil de las víctimas y la distribución territorial
Los principales afectados por estafas en 2024 fueron adultos entre 26 y 55 años. Los grupos de 26 a 35, 36 a 45 y 46 a 55 años superaron las 1.000 víctimas por cada 100.000 habitantes.
Al discriminar los datos por sexo, se evidencia que las mujeres presentan tasas más altas de victimización que los hombres, “lo que podría estar asociado, entre otras cuestiones, a diferencias en los canales de contacto, los patrones de consumo o la disposición a denunciar”
En la mayoría de los casos (96 %) se trata de hechos que afectan a una única persona, pero el informe recoge que también se registraron episodios “de gran escala”: un hecho con 329 víctimas en 2022 y otro con 236 en 2023.
De acuerdo con lo que se explica en el documento, esta combinación de estafas individuales y fraudes masivos “evidencia la diversidad de modalidades delictivas”, lo cual “demanda enfoques diferenciados para la prevención y atención a las víctimas”.
Todas las regiones del país registraron aumentos entre los años 2019 y 2024, aunque no de manera uniforme. Departamentos como Rocha, Rivera, Maldonado y Salto se destacan por sus tasas más elevadas. En particular, se subraya el caso de Rocha, con “el perfil más crítico”, puesto que es el departamento que tiene la tasa más alta del país en todos los años que se relevaron.
Una respuesta penal limitada
A pesar del crecimiento del delito, la cantidad de imputaciones no acompaña el aumento de denuncias: en 2024, hubo apenas 1,5 imputaciones por cada 100 denuncias.
El informe lo atribuye a factores como “la complejidad investigativa del delito, la dispersión de víctimas, la posible dimensión transnacional de los casos y la sobrecarga del sistema fiscal, que no ha crecido al ritmo de las denuncias”.
Otra característica relevante es que más de un tercio de los imputados son mujeres (35,7 %), lo cual es un porcentaje “significativamente más alto” que aquel del promedio general delictivo, que es 11 %.
“Esta característica es consistente con estudios internacionales que destacan una mayor presencia de mujeres en delitos vinculados a la estafa, el fraude, la apropiación indebida y otras formas de criminalidad económica o relacional”, señala el informe, donde se cita a un estudio hecho por Ruhland y Selzer (2020).
Alta “cifra oculta” y falta de datos
El informe temático también advierte sobre limitaciones importantes en el registro y análisis de las estafas. Se destaca que “las estadísticas oficiales capturan apenas una fracción del fenómeno real”, y que, por tanto, la “cifra oculta” de estafas “es considerable”. Además, agrega que aproximadamente el 20 % de los casos denunciados no identifican a una persona física como víctima.
Asimismo, los sistemas actuales no permiten analizar modalidades, canales de contacto ni uso de tecnología, lo que “reduce la capacidad de análisis estratégico y obstaculiza la formulación de políticas públicas ajustadas a la realidad delictiva”.