“Uruguay todavía mantiene ciertos criterios de normalidad”, señaló Juan Pablo Luna, pero advirtió que la creencia de que el país es una “excepción” termina por chocar con la realidad.
El politólogo uruguayo radicado en Chile, Juan Pablo Luna, visitó este viernes el estudio de Nada que perder para conversar sobre su último libro "¿Democracia muerta?" y el impacto de los mercados ilegales en las sociedades y en el Estado, tanto en Uruguay como en la región.
Para Luna, los problemas emergentes de la democracia, como el populismo o la polarización, no residen tanto en los liderazgos en lo que se suele hacer foco: “Nos preocupamos mucho de los malos y no tanto de los males”, señaló. “Parte de lo que estamos viendo hoy, no solo en América Latina, sino a nivel global es una perforación del poder de los estados por distintas razones y mecanismos”, expresó.
Esa “perforación”, como la denominó el politólogo, ha vuelto a los estados “menos soberanos”, con menor capacidad de “mover la aguja” en la vida de quienes votan en democracia. “Esto viene generando un descontento ciudadano que la política no puede articular vía, por ejemplo, partidos políticos”, sostuvo, e indicó al tiempo que en ese sentido “Uruguay es medio una excepción” a nivel mundial.
Más adelante señaló que en América Latina, tanto Chile, como Costa Rica y Uruguay aparecían como tres excepciones en un “panorama regional más complicado”. Sin embargo, Chile ha tenido “problemas serios” asociados a la expansión de mercados ilegales y Costa Rica es afectada por una “violencia criminal” inédita en términos históricos.
“Uruguay todavía mantiene ciertos criterios de normalidad”, agregó Luna, pero advirtió que la creencia de que el país es una “excepción” termina por chocar con la realidad. "Acá las cosas llegan, están constituidas no sólo de territorio, sino de áreas funcionales donde opera el mercado y el Estado. Tiene riesgos serios”, precisó.
En este punto, fue consultado por si existen indicios de que el crimen organizado y los mercados ilegales se hayan infiltrado de algún modo en el sistema político. En su respuesta, Luna sugirió hacer “una distinción relevante”.
En el crimen organizado, explicó, “hay mercados que funcionan con altos niveles de violencia”, que generan “poca renta relativa” en escenarios de control territorial, de microtráfico en los barrios. Este escenario “está desde hace mucho tiempo en Uruguay”, puntualizó Luna, y ha avanzado “en los últimos años”, aún con el Estado presente.
En ese tipo de contexto, el Estado “está en competencia” con otras alternativas que proveen los mercados ilegales. “Por ejemplo, la plata del microtráfico empieza a generar un mercado paralelo de préstamos de dinero en los barrios”, explicó, pero también hay mercado de trata sexual y laboral, entre otros, en un contexto de barrios donde hay bandas que pujan por el control territorial.
Pero hay otro tipo de mercados que generan altas rentas: “donde está realmente la plata grande”, que no requieren violencia ni control territorial. “Lo que requieren es que puedas pagar coimas para que te dejen pasar. Esos son mercados de macrotráfico”, especificó.
Para ilustrar esto último, Luna nombró los “grandes embarques que empiezan a pasar por Uruguay cada vez más frecuentemente” y los mercados de lavado de dinero. “Uruguay ha cambiado bastante su normativa, pero hay muy pocos casos y muy poca investigación sobre el lavado de dinero”, continuó, “Uruguay sigue siendo visto en la región como una plataforma para lavar”.
“No diría que tenés un sistema fuertemente financiado por los mercados ilegales, pero hay plata que proviene de mercados ilegales que seguramente financió parte de las campañas que tuvimos en la última elección”, advirtió.