Internacionales

La larga marcha del petrodólar al petroyuan: un nuevo eje entre China y Medio Oriente se abre paso y refleja cómo está cambiando el mundo

100 yuanes. Foto: Pixabay.
100 yuanes. Foto: Pixabay. 08 de abril de 2023

La consolidación de China como potencia económica mundial de primera magnitud y el pronóstico de que será la preponderante en pocos años más, ya se expresan en el ascenso del yuan como moneda de referencia global y el giro hacia Extremo Oriente de los Estados petroleros del Golfo Pérsico.   

La economía de China acumula virtualmente cuatro décadas de expansión ininterrumpida dentro y fuera de fronteras, con un correlato político global que puede verse en muy diversas expresiones decisivas; desde la iniciativa de ´la Franja y la Ruta´ hasta su creciente presencia en América Latina, Asia y África con su tecnología y cultura, pasando por el fortalecimiento del yuan y su determinante incidencia en el mercado mundial del petróleo.

Un análisis del español Real Instituto Elcano avizoraba a mediados del año 2004 que “mientras que el consumo mundial de petróleo se multiplicará por 1,5 entre 2000 y 2020, el consumo chino de crudo prácticamente se triplicará. China supondrá casi una cuarta parte del incremento del consumo mundial, más que la parte atribuible a los países de la OCDE”.

De ahí que, señalaba el artículo de la entidad paraestatal, “quizá lo más destacado de la importancia de China en el mercado mundial de petróleo sea la incidencia del gigante asiático en el medio y el largo plazo”.

“Incluso si el crecimiento del PIB chino es menor, de aquí al año 2020, de lo que fue en los dos últimos decenios del siglo XX, la creciente motorización (el parque de automóviles puede multiplicarse por diez en cuatro lustros) y la diversificación energética (necesaria, dados los inconvenientes del actual uso masivo de carbón), harán que el consumo chino de petróleo pueda alcanzar los 600 millones de toneladas en 2020”.

“China supondrá presumiblemente una proporción del aumento del consumo mundial que será mayor que la del conjunto de los países de la OCDE”, preveía el think tank cuyo presidente honorario era “S.M. el Rey”.

Al respecto, y transcurridos casi 20 años, Adam Hanieh, catedrático de Economía Política y Desarrollo Global en el Instituto de Estudios Árabes e Islámicos de la inglesa Universidad de Exeter, destacó que “el 20% de las exportaciones mundiales (de petróleo crudo) ya se dirigen a China”, según reportó El Correo del Golfo, periódico que se edita en Emiratos Árabes Unidos para el público hispanoparlante que reside en el Golfo Pérsico.

“Ha habido un giro histórico”, asegura Hanieh, uno de los máximos expertos internacionales en economía petrolera. Es que hasta hace escasos años, Europa y Norteamérica tiraban del carro del consumo mundial de petróleo. Pero, desde el cambio de milenio, el ciclo ha virado radicalmente y ahora son los países asiáticos quienes compran más cantidades ingentes de hidrocarburos para proveer de energía a sus locomotoras económicas.

El centro de gravedad de la economía se desplaza hacia Asia, lo que se verifica también en el nuevo mapa de las transacciones de petróleo.

En el artículo se informa que casi la mitad de las importaciones petrolíferas asiáticas provienen de los países del Golfo, especialmente de Arabia Saudí. Y que ese nuevo flujo del crudo y de sus derivados está intensificando las relaciones de interdependencia entre China y Oriente Medio, hasta el punto de alterar de manera sustancial el orden económico internacional que definía las relaciones comerciales desde la Segunda Guerra Mundial.

Otro giro que acabe por debilitar el dominio global de EEUU

El profesor identifica tres grandes regiones de producción y consumo de petróleo. Lo que EEUU produce es consumido mayoritariamente en su propio país, Canadá y Sudamérica. Rusia es otro gran productor y exporta generalmente a Europa Occidental. Y, por último, el nuevo eje China-Oriente Medio, que incluye a otros países emergentes de Asia.

Además, el sector petrolífero no solo atañe a su poder energético como combustible. También engloba a los productos plásticos, petroquímicos y un sinfín de derivados que resultan fundamentales para la industria actual.

También en ese conglomerado las relaciones económicas entre Oriente Medio y China son imparables. “Cada vez hay más inversiones conjuntas entre los países del Golfo y Asia Oriental”, revela Adam Hanieh. “Se han intensificado las visitas de líderes chinos a la región de Oriente Medio y se abre paso un nuevo eje, que es reflejo de cómo está cambiando el mundo”.

La ascendente rivalidad geoestratégica entre las dos potencias del planeta puede recibir un nuevo impulso si en un futuro próximo los yuanes chinos empiezan a cotizar en los mercados de hidrocarburos en lugar del dólar. “Ese puede ser otro giro que acabe por debilitar el dominio de EEUU a escala global”, sostiene el catedrático de la Universidad de Exeter.