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Golpe de Estado de 1973

Historiadores y docentes instalaron mesas de intercambio para la enseñanza de la historia reciente

Carlos Demasi / Javier Calvelo - adhocFOTOS/ URUGUAY/ MONTEVIDEO/ Archivo.

“Enseñar esta etapa y transmitirla es muy importante, es una manera de marcar las raíces del Uruguay presente en muchos aspectos”, afirmó Demasi.

La enseñanza de la historia reciente uruguaya “es una manera de marcar las raíces del Uruguay presente”, destacó el historiador y docente Carlos Demasi, en diálogo con Info24, a propósito de la presentación del ciclo “Pensar la enseñanza de la historia reciente”.

En este marco, serán instaladas mesas de intercambio entre historiadores y maestras para “generar articulaciones positivas entre las propuestas de los historiadores y la calidad de la enseñanza que le va a llegar a las niñas y niños, sintetizó Demasi.

En la actualidad, la narrativa del golpe de Estado casi siempre busca decir "la culpa la tuvo fulano", que es una forma de decir “yo no tuve nada que ver”, señaló Demasi en la entrevista. Un ejemplo “emblemático” es la mirada de Julio María Sanguinetti, pero hay otros.

“Una persona que escribe su punto de vista presentándolo como si fuera la historia no solo desjerarquiza el trabajo de investigación, sino que además confunde a mucha gente”, expresó.

Antecedentes y Golpe de Estado de 1973

Durante el diálogo con M24, Demasi identificó una “transición bastante larga” que desembocó en el golpe del 27 junio de 1973, que empezó en el gobierno de Jorge Pacheco Areco y prosiguió en el primer año de Juan María Bordaberry, dos administraciones “en las cuales el régimen democrático estuvo bastante asediado”, a través de medidas prontas de seguridad, detenciones sin acusación por tiempo indeterminado e incluso la aparición del Escuadrón de la Muerte, indicó el historiador.

El Golpe de 1973 se constituye “en tres tramos”, explicó Demasi. El primero fue en febrero con la creación del Consejo de Seguridad Nacional (Cosena) un organismo no previsto en la Constitución con importantes facultades. El segundo fue la firma del decreto de disolución de las Cámaras parlamentarias, en julio, que desencadena el lanzamiento de la Huelga General de la CNT. En tercer lugar, la instalación del Consejo de Estado.

En este marco, Demasi indica que “hubo omisiones y carencias de quienes tenían que tomar decisiones”. “En último término, el golpe de Estado es un gesto político, lo deciden quienes tienen capacidad de decisión política y, en general, la sociedad no tiene muchas cosas para decir en su momento”.

El golpe fue visto como una especie de “salvación”: “El golpe era malo pero peor era que estuvieran los comunistas”. Esto se observa con las expresiones coincidentes de las editoriales de Washington Beltrán en el diario El País, declaraciones de Sanguinetti o de políticos pachequistas.

Demasi afirmó que uno de los aprendizajes del sistema político fue “que la democracia es un valor en sí mismo que conviene mantener”. Esto se observa en la coordinación de partidos que, a partir de 1983 y aún con sus diferencias doctrinarias y estratégicas, “tienen en común la defensa fuerte de la democracia política y la formación de un bloque antidictatorial”.

Caducidad y cultura de la impunidad en democracia

La dinámica política posterior a la salida democrática, explicó Demasi en Info24, acercó a los sectores conservadores de los partidos tradicionales, quienes forman un “frente común con antiguos generales golpistas”. El historiador separó de este marco a la Ley de Caducidad, porque la entiende como “una jugada táctica para resolver un problema circunstancial” y opinó que “así lo vio Ferreira Aldunate”.

Con los años, “la extensión de la ley de Caducidad dejó instalada una cultura de la impunidad: los que fueron acusados de delitos de lesa humanidad sienten que no hicieron nada grave, fue lo que había que hacer”. Con el ingreso de antropólogos a los cuarteles para identificar restos de detenidos desaparecidos, en varios medios de prensa se registraron opiniones sobre el peligro para la democracia “si se toca a los militares”. “Antes, la democracia estaba en peligro porque la tocaban los militares, en 2005 estaba en peligro por las razones inversas”, reflexionó.