El secretario general del teatro El Galpón dijo que el teatro independiente necesita políticas públicas estables que protejan a las instituciones que sostienen infraestructura y empleo.
En un contexto marcado por la falta de financiamiento estatal, el incumplimiento de la Ley de Teatro Independiente y la profunda crisis que afectó al sector cultural durante la pandemia, el teatro El Galpón —una de las instituciones emblemáticas del arte escénico montevideano— atraviesa un período de precariedad persistente.
Héctor Guido, secretario general del teatro, explicó en Info24 los principales reclamos del sector y describió el presente de una sala que, a pesar de todo, continúa en pie.
“El gobierno anterior fue terrible”, afirmó Guido y expresó que la cultura fue sometida “a políticas de exterminio”. La situación se agravó con la llegada de la pandemia y Guido recordó que “una de las pocas actividades que fue absolutamente prohibida fue el espectáculo público”.
Al respecto, a pesar de haber presentado protocolos rigurosos, aseguró que nunca fueron aceptados. “El resto de las actividades de la economía estaban abiertas”, dijo.
Ante ese escenario, El Galpón se reconvirtió: pasó de ser un teatro a una productora audiovisual para poder acceder a otros fondos. “Transformamos nuestro escenario en un set y ahí comenzamos a trabajar aplicando a fondos del audiovisual”, explicó. y agregó que la razón por la que el teatro logró mantenerse en funcionamiento fue “una gigantesca espalda social que se fue conquistando a lo largo de 76 años”.
Uno de los principales reclamos del sector fue la reglamentación de la Ley de Teatro Independiente, aprobada en 2019 por unanimidad y aún sin aplicarse. “Pasamos cinco años en una lucha por la supervivencia”, señaló el secretario general del teatro.
Sobre el nuevo gobierno, manifestó que existe expectativa, pero también incertidumbre, ya que “la cultura no está en la agenda en este momento dentro de las medidas que se proponen tomar en forma inmediata”. Además, declaró que el gobierno está elaborando el presupuesto, pero que no tienen “ni idea” de qué hay de cultura en él.
“Nosotros pretendemos que se cumpla con la ley”, afirmó Guido y consideró que el teatro independiente necesita políticas públicas estables que protejan a las instituciones que sostienen infraestructura y empleo. “El Galpón es un enorme patrimonio conquistado por los trabajadores. Eso le pertenece a la comunidad”, sostuvo.
Guido también cuestionó el modelo de financiamiento actual, basado en fondos concursables. “Se fomenta que los jóvenes compitan entre ellos, salen corriendo detrás de un formulario a ver a qué fondo se presentan, el que gana vive y el que pierde no puede hacer nada”, opinó.
Según expresó, este sistema individualista ha desplazado a los colectivos y ha excluido a sectores populares del acceso a la formación teatral. “Hoy un hijo de un trabajador, como éramos en los 70, ya no puede estudiar teatro si no tiene buenos ingresos”, alertó.
Actualmente, la situación financiera de El Galpón continúa siendo frágil. “Estamos viviendo el día a día en una permanente angustia”, describió y puntualizó que el teatro sostiene a más de cien personas, de las cuales 36 son trabajadores permanentes. “No estamos haciendo la política que deseamos, sino la que las urgencias nos demandan”, reconoció.
A pesar de todo, el Galpón mantiene su actividad. “No vamos a parar”, afirmó, y destacó que el respaldo del público ha sido fundamental: “Nosotros sentimos que el Galpón le pertenece a la comunidad. Lo defiende como propio”.