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Formación policial

Formación policial: entre la urgencia de profesionalizar y la falta de protocolos

Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS

El nuevo plan de formación policial prevé nueve meses de curso básico y una práctica preprofesional. También se enfocará en salud mental y capacitación continua.

En un contexto donde la seguridad se posiciona como una de las principales preocupaciones de la ciudadanía, la formación de los funcionarios policiales vuelve a estar bajo la lupa. Por esto, surgen varias preguntas acerca de cómo se capacitan, cuál es la formación que reciben los agentes que están en la calle y qué cambios se plantean en esta formación. 

Hasta principios de este año, los agentes de policía de escala básica —que representan cerca del 90 % del total de los funcionarios policiales— recibían una capacitación de apenas tres meses y medio, y ese curso habilitaba a una persona con ciclo básico completo a portar un arma y salir a patrullar.

Según dijo a Nada que perder el director nacional de Educación Policial, Henry de León, esto no era suficiente, ya que con tres meses de formación “se dificulta para cualquier persona internalizar” el conocimiento y “salir con un arma de fuego a hacer este trabajo cotidiano que cada vez es más exigente”.

Una propuesta hacia los nueve meses

Desde mayo, la duración del curso básico pasó a seis meses y se prevé que el próximo año la formación sea de nueve meses y se incluya, en ese período, una práctica preprofesional de tres meses. 

De León detalló que en esos últimos tres meses de prácticas preprofesionales habrá distintos “énfasis” en  investigación criminal, análisis criminal o prevención del delito, lo cual busca preparar específicamente a los funcionarios para el destino que se les asigne.

El objetivo —explicó— es reducir la brecha entre la teoría y la práctica, y profesionalizar la labor del agente de calle. En ese sentido, señaló que “la formación policial ha estado en los últimos tiempos enfocada a los oficiales”, quienes representan aproximadamente el 9 % del personal policial ejecutivo. Por ello, advirtió que “si los conocimientos están cada vez más hacia los oficiales y se deja de lado el 90 %, indudablemente las fallas van a estar en ese 90 %”.

Capacitación continua y salud mental

Las nuevas autoridades también buscan instaurar un programa de capacitación continua y control de salud para todos los policías del país. Según de León, se trata de un programa que tiene unas 130 horas y busca “estandarizar” la formación que reciben los policías en todo el país.

Asimismo, el director detalló que otro de los objetivos es poder recolectar datos de, por ejemplo, cuánta gente se capacita, qué escolaridad tiene, cuántos años de servicio tiene, lo cual brinda “evidencia para mejorar”.

Una parte central de esta iniciativa será la salud mental, para lo cual —dijo de León— se incorporará a la Dirección Nacional de Sanidad Policial con el objetivo de que instaure “un módulo para detección de factores de riesgo, para que se le oriente y se le haga el seguimiento de la salud del policía”.

La visión sindical: “La educación policial se ha degradado”

Para Fernando Bazzano, integrante del Sindicato de Policías Agremiados Canarios (Sidepac), “la educación policial, lamentablemente, se ha degradado en los últimos cinco años de gobierno de derecha”. 

En ese marco, recordó a Nada que perder que en 2020 se le quitó a la actual Escuela Nacional de Policía su calidad de instituto universitario, lo que, según sostuvo, implicó el “retaceo” de 10 millones de pesos dedicados a horas docentes.

Bazzano también señaló como problema la falta de capacitación para los mandos medios y manifestó que “hay mucha problemática que se podía resolver” con el encargado de la seccional o con el comisario encargado, pero como “no se resuelve ahí, “deriva en un problema más grave”. Para el integrante de Sidepac, se trata de “problemas mal resueltos” a causa de “cargos gerenciales” que no están capacitados “para tratar con personal”.

Sobre dos casos recientes

Los recientes hechos en los que dos personas con trastornos de salud mental fallecieron tras intervenciones policiales —uno en el Hospital de Clínicas y otro en Durazno— volvieron a encender el debate. En ambos casos, el rol del policía en situaciones de crisis quedó en tela de juicio.

Para Bazzano, un policía actualmente “no está preparado” para enfrentar casos de este tipo y denunció que “falta la conformación de un protocolo”, que le dé al agente un marco dentro del cual actuar.

Actualmente, la policía no está dotada de armas con munición no letal, solamente hay un número reducido de este tipo de armamento que lo utilizan las fuerzas de choque como la Guardia Republicana. 

De León, en tanto, consideró que este tipo de casos exponen la necesidad de una formación más amplia y profunda, donde haya instancias en las que los policías en formación se enfrenten a situaciones reales. “Si tenés un programa nacional que continuamente te está actualizando y continuamente te está capacitando, vos vas a ir acortando brechas”, opinó.