Belela Herrera, ex vicecanciller y reconocida por su labor humanitaria en América Latina, sobre todo en Chile y Uruguay, falleció este sábado 17 de mayo a los 98 años.
María Bernabela Herrera Sanguinetti, más conocida como Belela, nació el 2 de abril de 1927 en el barrio montevideano del Prado y su compromiso con los derechos humanos se manifestó desde la infancia. En una entrevista con El País de Madrid en 2023, Herrera contó que, mientras cursaba cuarto año de escuela en el Colegio Alemán, se negó a cantar el himno de ese país con el brazo derecho en alto para hacer el saludo nazi. Cuando el profesor se acercó para levantárselo, ella no lo hizo y le respondió: “Ich bin Uruguayerin” (“soy uruguaya”, en alemán).
Ese sentido de convicción marcaría el rumbo de su vida. En 1970 se trasladó a Santiago de Chile junto a su familia, luego de que su esposo, César Charlone, fuera designado embajador de Uruguay en ese país. Allí vivió de cerca el proceso político liderado por Salvador Allende y, años más tarde, el golpe de Estado del 11 de setiembre de 1973. La noticia la sorprendió en el auto, mientras llevaba a su hija Macarena a la universidad. “Encendí la radio y escuché las últimas palabras de Allende. Dejé el auto, subí a mi cuarto y me puse a llorar”, recordó en la entrevista con El País.
Pocos meses después, en un contexto de creciente represión, asumió la conducción de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Chile, cargo que ocupó hasta 1980. Durante esos años, ayudó a cientos de personas perseguidas por motivos políticos: les brindó asilo y facilitó su salida del país. Algunos, incluso, fueron acogidos en su propia casa. “La casa era muy grande, tenía un sótano y arriba una gran mansarda que sirvió para alojar a mucha gente hasta que pudieron salir del país”, relató en diálogo con el diario español.
Ese compromiso con los demás no respondía a una planificación previa, sino a una convicción profunda. Sobre ese impulso solidario, explicó a ACNUR en 2023: “Es el momento que te pulsa a que tenés que hacer algo, que no podés quedarte estática, sin ayudar. Es un impulso que no lo podés frenar”.
Tras su paso por Chile, continuó su labor en la agencia de la ONU en destinos como Argentina, México, Perú, Brasil, España y varios países de América Central y el Caribe. En el marco de las Naciones Unidas, también fue subdirectora de la División de Derechos Humanos en una misión en El Salvador y se desempeñó como observadora de derechos humanos en Haití, en una misión conjunta de la ONU y la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Con el regreso de la democracia a Uruguay, ocupó la presidencia de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio y, entre 1987 y 1989, integró la Comisión Nacional Pro Referéndum, que buscaba la derogación de la Ley de Caducidad, que impedía que se juzgaran los crímenes cometidos durante la dictadura militar.
En 1995 fue nombrada directora de Cooperación y Relaciones Internacionales de la Intendencia de Montevideo, cargo que ocupó durante una década. En 2005, con la llegada del Frente Amplio al gobierno nacional por primera vez, el presidente Tabaré Vázquez la designó vicecanciller de la República, para acompañar al entonces ministro de Relaciones Exteriores, Reinaldo Gargano.
A lo largo de su vida recibió numerosos reconocimientos por su labor. En 2011 fue condecorada por el gobierno argentino con la Orden de Mayo al Mérito en el grado de Gran Cruz. En 2012 fue declarada Ciudadana Ilustre de Montevideo y, en 2015, la Fundación Mario Benedetti le otorgó el Premio Internacional a la Lucha por los Derechos Humanos y la Solidaridad. También fue homenajeada por organizaciones de mujeres y derechos humanos en 2014, y distinguida por el Instituto Interamericano de Derechos Humanos en 2017. En 2018, la Junta Departamental de Montevideo colocó una baldosa en su honor en el Espacio de los Soles, y en 2019 la Secretaría de Derechos Humanos de la Presidencia de la República le otorgó el Premio Nacional de Derechos Humanos.
Ese mismo año se estrenó el documental Una de nosotras, donde se repasa su vida y su lucha por los derechos humanos. En 2022, una sala de ACNUR fue nombrada en su honor, en reconocimiento a su trayectoria y compromiso con las personas refugiadas.
En sus palabras, lo que guió su vida fue una profunda sensibilidad social. “Todo lo que hice lo inspiró Perico Pérez Aguirre, cuando decía aquello de sentir el dolor del prójimo como propio”, expresó en una entrevista con ACNUR. Y reafirmó ese compromiso en diálogo con El País: “Me tocó estar en el lugar preciso en medio de una tragedia terrible. En aquellos momentos hice lo que había que hacer”.