En la elección de este domingo el Frente Amplio (FA) aguardaba votar mejor y el Partido Nacional (PN) esperaba hacerlo peor, lo que explicó el bajón anímico del primero y el desborde optimista del segundo, analizó el historiador Gerardo Caetano en Nada Que Perder. “El discurso de Delgado no tiene nada de cautela, poco menos que proclama cuatro semanas antes que ya es gobierno”.
Para Caetano, “en la inmediatez del primer impacto” de los datos de la víspera, “incluso de las proyecciones de las encuestadoras, y luego la ratificación o no de esas proyecciones en los detalles a los efectos de una adjudicación de bancas que es muy compleja, las expectativas iniciales pueden distorsionar la mirada”, advirtió.
Fue así que “algo de eso pasó ayer cuando un resultado que en las primeras proyecciones era importante para el FA, de pronto cayó como un resultado magro; y por otro lado, un resultado que no es tan positivo para el PN fue celebrado con una euforia inusitada”.
Esto se entiende a la luz de que “el PN, después de una campaña que me cuesta calificarla, esperaba un desastre; se lo veía a los dirigentes, se lo veía a la gente, fue como una explosión; y en puridad el PN estaba votando menos que en 2019, (y) la coalición estaba votando sensiblemente menos, pero seguía con vida, y eso llevó a euforias realmente poco explicables”; luego ejemplificó:
“El discurso de (Álvaro) Delgado es de una euforia brutal, y además es un discurso que no tiene nada de cautela, que poco menos proclama cuatro semanas antes que ya es gobierno, y realiza ponderaciones que son difíciles de justificar”; lo ilustró:
“No se tenía claro ayer cómo iba a quedar la adjudicación de las bancas del Senado; hoy se tiene claro, y no por proyecciones sino por los resultados de la Corte Electoral”; resaltó: “el FA tiene 16 senadores”, mayoría relevante dadas “las atribuciones que tiene el Senado en varios campos fundamentales” según la Constitución.
El discurso de Delgado tuvo “todo menos inclusión” y además fue “extraordinariamente poco cauteloso, parece no haber advertido los resultados finos, que ya por entonces se podían perfilar”.
En esa dirección, el politólogo recordó que “todas las encuestas que se han hecho durante todo este año indican que en todos los escenarios de balotaje el candidato frenteamplista ganaba”; por lo tanto, después se preguntó: “¿pasaron cosas tan dramáticas y tan inesperadas ayer que esa ponderación cambia radicalmente?”.
El del FA “por supuesto que es un buen resultado, por supuesto que es un buen resultado”, recalcó, apuntando que “se ganó en 12 departamentos”; y aunque esta fuerza registró un relativo traspié en Canelones, donde votó menos de lo esperado, sin llegar a 50%, “en algunos departamentos ganó por márgenes importantes”.
De ahí que “el FA tenía muchos motivos para advertir que era una buena votación para evitar cualquier dramatismo”, por eso criticó el exitismo de algunos dirigentes: “la proyección de la posibilidad de ganar en primera vuelta es algo realmente poco admisible”.
“De acuerdo a las expectativas desmesuradas, el FA no alcanzó esas expectativas, pero si se hace un análisis más ponderado, el FA votó bien, muy bien”, resumió el historiador sobre la elección.