“Es injusto que, por no tener la información, se esté dilatando tanto esta investigación, que requiera de tantos esfuerzos y que las familias tengan que seguir pasando por esto después de tantas décadas”, aseguró la coordinadora del GIAF.
La coordinadora del Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF), Alicia Lusiardo, señaló que el equipo está conformado por 11 personas que trabajan durante todo el año y enfatizó que “más recursos son bienvenidos”, pero aclaró: “esto no es un tema que se solucione con plata, es un tema que se soluciona con información”.
En este sentido, dijo que quienes deben brindarla son quienes la tienen y que es a lo que ha apelado Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, “aunque parece que no tiene nunca el retorno que todos quisiéramos”.
En diálogo con Info24, Lusiardo explicó que actualmente el GIAF está desplegado en tres frentes: dos equipos con retroexcavadoras trabajan en el Batallón 14 en Canelones, que tiene 34 hectáreas, donde “en un radio de 200 metros se encontraron cuatro fosas en distintos años”, mientras que un tercer equipo realiza excavaciones en Montevideo, en un predio privado lindero al exBatallón 13. Además, un grupo más pequeño sigue investigando desde la oficina en Montevideo.
Durante la entrevista, la coordinadora del GIAF describió cómo transcurre una jornada típica de trabajo en campo, donde se “da vuelta la tierra”, se hacen “trincheras de cinco metros de largo por 1,40 metros de ancho, una al lado de la otra en un mapa perfectamente diseñado”, y no se deja “un solo centímetro sin excavar”.
Sobre el trabajo del equipo, Lusiardo comentó que muchos ingresan con la expectativa de hallar restos rápidamente, lo que muchas veces genera frustración. Para la profesional, la tarea que hacen requiere de “mucha paciencia y de mucha perseverancia”.
Consultada acerca de un reciente dato recibido sobre un posible lugar de enterramiento en el Comando de la Armada, Lusiardo explicó que aún se encuentra en fase de verificación. “La información siempre es imperfecta, imprecisa, tiene sus problemas, pero se está haciendo el mayor de los esfuerzos para chequear y cotejar todo lo que allí está contenido”, señaló.
Sobre el uso de tecnología en las búsquedas, explicó que existen herramientas que permiten detectar anomalías en el terreno, pero ninguna les permite ver a ciencia cierta si hay restos enterrados, por lo que la única alternativa es excavar.
“Si bien es apasionante para nosotros, es lo que nos gusta hacer todos los días, es injusto. Es injusto que, por no tener la información, se esté dilatando tanto esta investigación, que requiera de tantos esfuerzos y que las familias tengan que seguir pasando por esto después de tantas décadas. Y lo que es peor: fallezcan sin que tengan una respuesta, que es lo mínimo que merecen en relación a lo que han sufrido”, concluyó Lusiardo.