“Los Redondos tienen que ver con la manifestación artística de resistencia, siempre se pararon desde la oposición. La elección de la música es transmitir un poco a las nuevas generaciones lo que vivíamos en esos momentos, donde salió Luzbelito (1996), donde los Redondos nos inundaban la cabeza.
La cultura tiene las armas para poder enfrentarse a ese sistema, tiene la posibilidad de marcar bien la diferencia y no lo hemos hecho en un montón de cosas: mantuvimos jerarquías, fuimos a favor del sistema en un montón de aspectos. Desde la trinchera y confiando que la batalla se va a dar desde el corazón, los artistas también debemos pensar si no debemos dar determinadas peleas para no correr estos riesgos otra vez”.