“El uso del agua hoy en Uruguay es un subsidio de toda la sociedad a los grupos empresariales” detrás del agronegocio, aseguró Santos.
El investigador y docente Carlos Santos explicó que el agronegocio utiliza 63 veces más agua dulce en comparación con el consumo humano. “La gravedad de la información ameritaba que lo empezáramos a compartir”, aseguró el especialista en ecología política y ambiente al inicio del diálogo con Info24.
El estudio sobre la huella hídrica en el agronegocio uruguayo fue presentado en la sede de la Federación de Funcionarios de OSE y está en revisión académica para su próxima publicación. Se trata de un análisis sobre cuatro productos agropecuarios: soja, arroz, carne vacuna y pasta de celulosa, explicó Santos en la entrevista.
Sobre los rubros de la pasta de celulosa y la carne vacuna, Santos aclaró que el documento refiere únicamente a la huella hídrica dedicada a los productos bovinos exportados por frigoríficos y a la forestación para celulosa. Por tanto, excluye la producción de ganado para el mercado interno o “el resto del millón de hectáreas plantadas en Uruguay”.
En cuanto a las aguas residuales de estas producciones, Santos indicó que actualmente existe "una capacidad importante de licuar esos contaminantes”. Pero en los momentos de sequía o cuando la crisis hídrica coincide con altas temperaturas, florecen las cianobacterias, una consecuencia de los fertilizantes. A esto sumó los efectos ambientales de los plaguicidas, un rubro que en la actualidad no es evaluado de forma sistemática.
Un camino viable para el país es la producción agroecológica porque es capaz de utilizar cantidades similares de agua que el agronegocio, pero con menor cantidad de sustancias químicas, lo que reduce sustancialmente los residuos volcados al ambiente. Santos indicó que la intervención de políticas públicas es vital para estas iniciativas. “Creo que eso no soluciona el problema de fondo, que es el uso del agua como una mercancía y no su priorización como un derecho pero, por lo menos, aminora la gravedad del escenario que encontramos”, sintetizó.
El especialista aseguró que “el uso del agua hoy en Uruguay es un subsidio de toda la sociedad a los grupos empresariales” porque, en comparación con la agroecología, las aguas residuales de la producción que respeta el ambiente “no queda llena de veneno ni residuos tóxicos liberados al ambiente”. Santos propuso “una transferencia o subsidio” a los sectores que utilizan el agua de forma “más eficiente” para que se “consoliden”, como la producción familiar.
Asimismo, puntualizó que faltó un “plan de atención a los barrios” durante la sequía de 2023, con camiones de cisterna con agua proveniente del resto de cuencas, ya que el país siguió con la producción agropecuaria. “Lo que tiene que quedar claro es que el problema no fue que el Uruguay se quedó sin agua; ocurrió un déficit hídrico en la región metropolitana acompañado de un problema de gestión”, criticó.