Sobre fin de año es tradición en muchos países otorgar gracias o perdones a personas condenadas por diversos delitos. Se trata de una práctica muy antigua basada en criterios humanitarios y que busca cierto equilibrio social.
Sin embargo, algunos políticos utilizan la herramienta para la protección de familiares o correligionarios lo cual no solo desvirtúa el instrumento sino que pone en riesgo al sistema de justicia en su conjunto y al estado de derecho en general.
Lo ocurrido este diciembre en EEUU es paradigmático al respecto.