La columna Desde Adentro, de Diego Martini, repasó inicio y desarrollo de esta modalidad de gestión deportiva, sus ventajas, riesgos y casos concretos en el país.
Las sociedades anónimas deportivas (SAD) están integradas por inversionistas que se ocupan del área competitiva de los clubes uruguayos en el fútbol profesional, mientras que las actividades relativas a la comunidad y otro tipo de deportes quedan a cargo de la organización social de estas instituciones. En su columna Desde Adentro, en Nada que perder, el periodista de M24 Diego Martini profundizó sobre el rol de las SAD en el fútbol uruguayo, los riesgos y desarrollo en el país.
La actividad de las SAD está regulada por la ley 17.292, de 2001. Además, accede a las exenciones fiscales del artículo 69 de la Constitución, que ampara a las asociaciones sociales y culturales.
Martini mencionó como el “caso más emblemático” la transformación de Montevideo City Torque como SAD, a partir de las inversiones del Manchester City Group, firma poseedora de varios clubes en el mundo. Más de la mitad de los clubes profesionales uruguayos son SAD, reportó Martini, quien informó la presentación del Deportivo LSM, que competirá en la divisional D de Uruguay y que es propiedad del exjugador de la selección uruguaya, Luis Suárez, junto a Lionel Messi.
El presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Ignacio Alonso, aseguró que este modelo permitió “generar proyectos; cumplir con presupuestos, aportes y salarios; desarrollar infraestructura”, así como “salvar los presupuestos de las asociaciones civiles” o “elevar la masa salarial del campeonato uruguayo”.
“Creo que (las SAD) han sido fundamentales para mantener criterios de independencia a la hora de los contratos comerciales”, añadió Alonso. “No en vano hoy las SAD son las que miran con mayor objetividad los procesos de comercialización de derechos de televisión” con “menos ataduras y más independencia”, indicó el titular de la AUF a Desde Adentro.
La abogada Kirsten Jordan, quien se desempeña en la AUF, recordó a Desde Adentro que estas sociedades existen en Europa desde hace décadas para resolver los problemas financieros de los clubes. A partir de 2015, la FIFA prohíbe la cesión de la explotación de los derechos económicos de los jugadores, por lo cual los inversores reorganizaron sus intereses hacia los clubes. El principal temor de los clubes es el cierre de puertas, algo que Jordan entiende que no ocurrirá en Uruguay debido a que los contratos “imponen incumplimientos y pagos” y porque “el club social sigue existiendo”.
Por su lado, el presidente de Racing Club de Montevideo, Washington Lizardo, indicó a M24 que la adopción de modelo es “una oportunidad” para el desarrollo de clubes y deportistas ante la falta de otras fuentes de financiamiento, como la venta de entradas. Mientras la SAD se ocupa del área dedicada al fútbol, el club social se dedica a otras disciplinas deportivas y el crecimiento de la infraestructura de la institución, detalló Lizardo. El objetivo de largo plazo es aumentar la cantidad de disciplinas deportivas practicadas por sus socios, señaló.
El exdirector de la Junta de Transparencia y Ética Pública (Jutep) Ricardo Gil Iribarne advirtió que el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) identificó en 2009 al fútbol profesional como un área con riesgo de lavado de activos. Pero aclaró: “en los dos tipos de organizaciones, las SAD o los clubes sociales, se puede lavar muchísima plata mediante mecanismos muy parecidos”, expresó en entrevista con Al Weso.
La titular de la Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo, Sandra Libonatti, recordó en rueda de prensa que las SAD son “sujetos obligados” a proporcionar sus datos y actividades financieras y confirmó que este modelo empresarial forma parte de la “evaluación” sobre los riesgos de blanqueo de capitales en el país.
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