La hoja de ruta propone revisar la reforma curricular sin caer en la práctica de cambiar el plan con cada administración, y manifiesta que “es prudente y deseable instalar lógicas y culturas de revisión y ajuste curricular en base a evidencias construidas desde todas las voces implicadas en la educación”.
El Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) aprobó este martes la ‘Hoja de Ruta para abordar el trabajo de la Transformación Curricular Integral (TCI) en la educación obligatoria’, que se implementará entre mayo y setiembre.
La decisión fue tomada en una votación dividida en la que los tres consejeros políticos, Pablo Caggiani, Elbia Pereira y Carolina Pallas, votaron a favor, mientras que los dos representantes docentes, Julián Mazzoni y Daysi Iglesias, se manifestaron en contra debido a diferencias en la introducción, según informó El País.
El documento plantea que “es importante” dar “señales claras e inmediatas que marquen una posición: ni el afán de refundación, ni la idea de que no se va a tocar nada de la Transformación Curricular Integral (TCI)”, según indicó el citado medio.
La hoja de ruta propone revisar la TCI sin caer en la práctica de cambiar el plan curricular con cada administración, y manifiesta que “es prudente y deseable instalar lógicas y culturas de revisión y ajuste curricular en base a evidencias construidas desde todas las voces implicadas en la educación”.
El objetivo general es elaborar propuestas que modifiquen la TCI en acuerdo con las Asambleas Técnico Docentes (ATD). Para ello, se definen dos líneas de ajuste inmediatas, a aplicar en 2025 y 2026: una referida a aspectos del régimen académico, como asistencia y criterios de pasaje de grado, y otra sobre modificaciones iniciales a los programas.
Se prevé una revisión participativa, que incluirá reuniones con representantes de las ATD coordinadas por la Dirección Ejecutiva de Políticas Educativas, “en coordinación con los Planeamientos de cada subsistema”. Además, participarán las direcciones de cada área, así como actores académicos y asociaciones profesionales vinculadas a los contenidos en revisión.
Según el documento, aunque la TCI renombra grados y ciclos, “no cambió (o apenas lo hizo) la estructura básica del sistema educativo”, y plantea que para que un currículo funcione como eje estructurador, debe ser apropiado por los docentes.
Asimismo, el texto anticipa que lo que estará en discusión es la “redefinición y ajuste de los planes y programas existentes” y los “cambios de la estructura curricular que se centran en aquellos obstáculos a las trayectorias educativas”, como el REDE, el REEMS y las vías de egreso en la EMS.