Caso Astesiano: "El presidente la sacó baratísima, se debe sentir muy afortunado de seguir siendo presidente”, dijo Gabriel Delacoste

El politólogo Gabriel Delacoste dijo que, con el caso del exjefe de la custodia presidencial, Alejandro Astesiano, quedó demostrado que el Poder Ejecutivo es invulnerable ante la Justicia y el Parlamento, aunque remarcó que “la opinión pública sí se lo cobró, fuerte”.
El politólogo Gabriel Delacoste analizó en Nada Que Perder de M24 el discurso anual del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, realizado este jueves 2 de marzo en su mensaje a la Asamblea General del Parlamento.
Al respecto, el analista sostuvo que "no hubo grandes noticias", ya que de las rebajas impositivas se estuvo hablando desde hace días. "Obviamente que a la gente le gusta pagar menos impuestos y siempre va a producir sensaciones más positivas que negativas, aunque es verdad que cuando los países tienen posiciones fiscales que no son seguras hacer la baja impositiva quiere decir que atrás va a venir un ajuste. Es la otra cara de la moneda de la que no se habla", explicó.
A tres años de la administración de Lacalle y al margen de las promesas de campaña, el mandatario "hizo lo que vino a hacer, un gobierno de ajuste, que tenía un programa bastante claro de lo que iba a hacer con la Policía, qué tipo de cuadros iba a traer, qué tipo de intereses iba a servir y es lo que está haciendo".
"Una cosa es decir que vas a construir 40 mil viviendas y no hacerlas, y otra cosa desde el punto de vista del análisis político, vos ves quiénes son sus aliados, a qué grupos sociales responde... acá no hay nada raro", acotó.
Indicó, además, que la frase "cuando al agro le va bien, al país le va bien... bueno, que a los empresarios le esté yendo bien nadie lo duda, ahora, cuando hay una baja del salario real uno dice, ¿quién es bien del país del que habla Lacalle que le va bien? No son los asalariados, ¿no? Es una idea de país, de que los intereses de ciertos sectores es el conjunto del país".
Asimismo, señaló que "un liberal o neoliberal piensa que los aumentos de gastos, de impuestos, de los salarios, al final va a ser malo para la economía".
"Tenemos un Gobierno que tiene una posición muy clara. Tiene la expectativa que, si a los empresarios más dinámicos de la economía le va bien, eso va a ser bueno para todos", puntualizó.
Sobre el propio discurso, opinó que se enmarca en un particular momento político, bajo el escenario del caso del exjefe de la custodia presidencial, Alejandro Astesiano, que a su entender el Gobierno perdió aprobación y "tanto los anuncios que tienen que ver con impuestos, como otras series de iniciativas políticas que está teniendo el Partido Nacional son como un intento de hacer reset".
Delacoste subrayó que el discurso de Lacalle "está pensado para intervenir en un ciclo mediático y a juzgar por las reacciones no funcionó super bien".
También expresó que percibe un Gobierno que se siente "amenazado" y en ese sentido, busca "refugiarse en los más fieles", en determinados grupos sociales como pequeño empresariado, empresario rural, jubilados y asalariados con niveles medios altos y altos: estoy con ustedes, los beneficio y de acá salimos juntos".
Consideró que el discurso del jefe de Estado no fue de campaña, que aún se está lejos de ese escenario, aunque evaluó que está presente un "inmenso escándalo que tiene que ser gestionado".
"El Gobierno lo está gestionando como puede. Más que buscar simpatizantes nuevos lo que está haciendo es reducir los daños, cambiar el foco de la atención", añadió.
Consultado sobre si la comunicación del Gobierno y en particular del presidente ha cambiado en los tres años de gestión, Delacoste apuntó que el mandatario es "muy disciplinado, un comunicador que raramente falla cuando tiene un guion y tiene buenos guionistas".
"Es un Gobierno muy agresivo, que tiene una forma agresiva de relacionarse con la oposición, pero que logra modular y distribuir la agresividad en la forma que permite al presidente quedar relativamente limpio del barro (...) lo que cambió fue la eficacia. Eso que ellos hacen y nos tenían impresionados, hasta técnicamente, ya no tiene la misma efectividad, se rompió el hechizo", detalló.
En cuanto al caso Astesiano que sacudió al Ministerio del Interior y que obligó a las jerarquías políticas descabezar a toda la cúpula Policial, Delacoste dijo que "el presidente la sacó baratísima, se debe sentir muy afortunado de seguir siendo presidente y que el gabinete la sacó baratítisma, la oposición y la Justicia le perdonaron la vida".
"Hay muchas irregularidades que, en la etapa de noviembre a febrero, todos los días salían cosas y la fiscal llamaba a declarar a la gente que salía en la prensa. Hay muchas preguntas para hacer sobre la trazabilidad del uso de El Guardián, empresarios transnacionales vinculados políticamente. Parecería que la Justicia no está muy interesada en meterse y que el Parlamento tampoco. Yo si fuera presidente estaría muy sorprendido de las pocas consecuencias políticas que ha tenido esto, más allá de la opinión pública que sí se lo cobró, fuerte", sostuvo.
Para Delacoste, este caso demostró "el desbalance de poderes entre los Poderes de la República; un Poder Ejecutivo que es totalmente invulnerable al Parlamento y la Justicia, como controles de su poder. Uruguay tiene un régimen semi presidencial. Los ministros son responsables ante el Parlamento y además existe juicio político y no se activó nada de eso".
"El mensaje que están dando la Justicia y el Parlamento es que lo que pasó es lícito desde el punto de vista de la responsabilidad política, no hay responsables. Esto puede volver a pasar porque por parte de un Poder Ejecutivo no va haber consecuencias. En términos de degradación institucional, creo que va a ser uno de los legados de este Gobierno", sintetizó.
Acerca de la fiscal del caso Astestiano, Gabriela Fossati, indicó que pareciera que decidió entre hacer una acusación "minimalista" a los directamente vinculados "en las cosas más flagrantes" y realizar una investigación más grande sobre una red enquistada en el Poder Ejecutivo, en la Policía y en sectores empresariales.
"Creo que algo que es sano y que en otros países es un proceso mucho más avanzado - y también es problemático - es ir tomando conciencia que los jueces y los fiscales son actores políticos que tienen sus posiciones, sus ideas... cuando vos pensás de determinada manera, cuando vos tenés determinada teoría del Derecho, cuando vos tenés determinada forma de trabajar, eso está influido por tus ideas, por tu historia, por tus vínculos. En Argentina, Estados Unidos y Brasil, todo el mundo sabe qué jueces son de qué partido. Capaz que empiece a ser hora de que un juez no es un ángel", concluyó.
