Un vecino que paseaba por Héctor Gutiérrez Ruiz y Durazno, en el Centro de Montevideo, tropezó con un escalón y cayó sobre una hilera de piezas cortantes en la fachada del edificio. Por el accidente fue internado en CTI y posteriormente falleció. El tema se instaló como debate contra la arquitectura hostil.
El edificio ubicado en esa esquina céntrica retiró los pinchos de acero luego de la intimación de la Intendencia. Fue en octubre, según relató la alcaldesa del municipio B de Montevideo, Silvana Pisano, en una de las últimas reuniones del consejo municipal y recogió El País este miércoles 11.
Para Pisano, hay que elaborar una normativa que regule el uso de estos elementos porque la ciudad debe pensarse para personas de 8 a 80 años y darles garantías a todos, ejemplificó.
En esta y otras zonas de la ciudad el problema que intenta resolver estas instalaciones es la seguridad.
“Arquitectura antimendigo”
En un artículo extenso publicado por ese mismo medio pero en abril de 2023, se enumera diversas estrategias para evitar que indigentes o pequeños traficantes se instalen a pernoctar o vender drogas en las fachadas de los edificios céntricos.
Macetones, esferas de cemento o los pinchos metálicos de distintas formas y puntas. Montevideo no es la única ciudad que tiene este problema que, además, tiene nombre propio, la “arquitectura hostil”.
Son estrategias de diseño urbano para evitar ciertos comportamientos de peatones y transeúntes, según explica la revista de la Facultad de Arquitectura. Nacieron entre 1980 y 1990 bajo la defensa de un enfoque disciplinado del espacio público y que promueve “la segregación y el control social”.
Un documental brasileño llamado “Arquitectura da Exclusão”, de 2010, identifica las estrategias utilizadas en Río de Janeiro para ocultar el morro de Santa Marta, la primera favela enfrascada entre muros.