El intento de presión internacional del entorno de Bolsonaro reconfigura alianzas internas en Brasil y reactiva el liderazgo de Lula.
El fiscal general de Brasil, Paulo Gonet, pidió al Supremo Tribunal Federal la condena del expresidente Jair Bolsonaro y siete de sus colaboradores por el intento de golpe de Estado contra Luiz Inácio Lula da Silva en enero de 2023.
Según el fiscal, Bolsonaro fue el “principal articulador” y “mayor beneficiario” de la maniobra, que incluyó acusaciones de “organización criminal armada”, “tentativa de abolición violenta del Estado democrático de derecho”, “golpe de Estado” y “daño calificado”.
En medio de esta situación, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, envió una carta a Lula en la que denunció una “caza de brujas” contra Bolsonaro y anunció la imposición de un arancel del 50 % a las importaciones brasileñas desde el 1º de agosto.
Trump justificó la medida por “los maliciosos ataques de Brasil a la libertad electoral y los derechos fundamentales de libertad de expresión”. Lula, por su parte, firmó el decreto que reglamenta la Ley Brasileña de Reciprocidad Económica como respuesta.
Consultado en Nada que perder, el periodista Marcelo Aguilar explicó que Brasil atraviesa un momento clave. “Estamos a las puertas de una elección presidencial que va a ocurrir el año que viene”, afirmó. Según Aguilar, la decisión de Trump generó “una especie de tormenta política”.
El periodista analizó que la estrategia de la ultraderecha brasileña terminó provocando el efecto contrario al buscado: “Da la sensación de que a la ultraderecha le salió medio que todo al revés”. En ese sentido, indicó que no se logró forzar una amnistía a Bolsonaro ni a sus aliados y que, por el contrario, “esto abre una disputa dentro de la ultraderecha”.
El rol de Eduardo Bolsonaro, hijo de Jair Bolsonaro, también es central. Aguilar describió su vínculo con Trump como “un vínculo carnal” e indicó que, actualmente, se encuentra “licenciado de la Cámara de Diputados para operar contra su propio país en el exterior”. Según relató, “Bolsonaro ha estado operando no solamente con el círculo más íntimo de Trump, sino con diversos senadores, diputados, con diversos actores políticos de los Estados Unidos, tanto formales como informales, con diversos movimientos de ultraderecha, con movimientos supremacistas”.
Sobre la posible efectividad de los aranceles de Trump, Aguilar opinó: “No creo que tenga mucho peso”. Para el periodista, todavía existe una “ventana de oportunidad” para negociar y resolver antes de que entren en vigor y mencionó que sectores empresariales estadounidenses también presionan para que se revise la medida.
Aguilar explicó que la reacción del gobierno brasileño le dio un nuevo impulso a Lula. “A primera vista el primer beneficiario de esto termina siendo Lula”, dijo. Según el periodista, el presidente brasileño logró “reagrupar fuerzas alrededor de él de una forma bastante explícita y además alimentada por ese sentimiento nacional o nacionalista que generan este tipo de agresiones externas”.
El decreto de reciprocidad económica firmado por Lula podría no aplicarse plenamente y Aguilar dijo que tiene “serias dudas de que esa ley se aplique”, a la vez que añadió que el gobierno busca “minar internamente” la medida, es decir, generar presión de los sectores productivos estadounidenses en lugar de adoptar represalias directas.
Sobre el impacto en la opinión pública, Aguilar explicó que la última encuesta de Atlas mostró que Lula subió dos puntos y alcanzó “la mayor aprobación en lo que va de este año”. De todos modos, el periodista advirtió que “esto no significa que Lula es el favorito y que va a ganar la elección”, aunque reconoció que fortalece su posición en un momento en que “su principal opositor está complicadísimo judicialmente”.
Aguilar consideró que la situación abrió “una ventana completamente inesperada” para Lula, ya que “es como si Trump le hubiera dado una oportunidad al gobierno de reinventarse, de encontrar una brújula nuevamente para apuntar a la elección”.