La pobreza en general y la infantil en particular son un problema que “el sistema político pretende abordar” y para ello debe contar con información completa y fidedigna, pero en el último censo “13%-15% de niños y adolescentes” que viven en asentamientos “quedaron sin censar”, advirtió Marcos de Campo, del sindicato del Instituto Nacional de Estadística (INE), en Nada Que Perder.
De Campo cuestionó al INE porque “se contrató gente para este censo que terminó cobrando 15 pesos por entrevista”, con lo cual, “quienes recibieron a un censista en su casa, esa persona cobró 15 pesos por entrevista en ese hogar; o sea, si había dos personas en el hogar, ese trabajador cobró 30 pesos” por realizar dicha labor.
Valoró que “así es difícil obtener datos de calidad, cuando se paga tan poco; para obtener un buen producto hay que remunerarlo bien; acá ya no estamos hablando de remunerar bien una tarea sino de una precariedad impresionante”, criticó el sindicalista.
“Y esto lleva a lo que estamos viendo hoy (…) que el 10% de la población del Uruguay quedó sin censar, y se agrava aún más el dato en los asentamientos, con lo necesario que es conocer y relevar las personas que están en situación de vulnerabilidad”.
Advirtió al respecto que “cuando estamos discutiendo como sociedad el problema de la pobreza infantil, el 15% de las personas que viven en asentamientos no fue censado”.
“Es igual de grave también en las personas menores de 15 años: asciende al 13%-15% de esos niños y adolescentes que quedaron sin censar; cómo vamos a abordar un problema de política pública cuando no tenemos la información necesaria para hacer un diagnóstico serio y ver dónde tenemos que priorizar”, reflexionó.
Esa “omisión” en la realización del censo, de un 10% en general y de 15% en los asentamientos, es una carencia que “a nosotros nos parece que es preocupante, y que debería serlo sobre todo para el sistema político, que pretende abordar esta realidad”; lo precisó: “El diagnóstico justamente de la situación de pobreza, de las necesidades insatisfechas, surge de los mecanismos que tiene el Estado para relevar esos datos; sabemos que esa población vive en asentamientos pero no sabemos cómo vive”, ilustró la carencia.
“Y con el cruzamiento de datos lo único que se puede obtener, o aproximar, es cuántas personas son, pero no tenemos los datos que obtenemos a través del censo del resto de la población”.
“Este censo, como estuvo planificado, intentaba obtener la información de la fuente primaria, que es las personas, que les responden al INE las preguntas; esa información ahora no está”.